Si bien el autor es sociólogo y filósofo, no es un análisis ni un estudio lo que queremos compartir. Es la crónica de su “establecimiento” en la fábrica de Citröen, la organización de los trabajadores; del aprendizaje y la solidaridad; de su dignidad y sus resistencias cotidianas. Donde en lo más profundo, y a pesar de las estrategias de la maquinaria capitalista para dominar la vida, subsiste un sentido de seres humanos que se rebela constantemente a la vocación patronal de convertirlos en parte de la maquinaria. Esta identidad brota natural- mente en cada unx de nosotroxs. «Por el honor, dijo Primo. Por nuestra dignidad, pusimos en los panfletos. En el fondo, todas las huelgas pueden reducirse a eso: mostrar que no han podido quebrantar- nos, que seguimos siendo hombres libres.»
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